La medalla del libertador



En Bolivia hemos presenciado muchas cosas absurdas, pero nada a este nivel. La gente nos recuerda por nuestros errores, no por nuestras virtudes. Y ahora el gobierno del cambio será recordado, como el gobierno que perdió los símbolos patrios en un prostíbulo. Decadencia moral, crisis de valores, o que cómo se lo quiera llamar, así funciona la política del país: en medio de prostitutas, alcohol y una morenada de fondo. Así se manejan las cosas: con mucha irresponsabilidad, y ejemplifica bien el accionar de nuestros servidores públicos, más preocupados en satisfacer intereses personales. Esto es algo que la gente no va a perdonar; la corrupción es tan usual que los vemos como algo normal, algo casi pintoresco; pero el robo de los símbolos, el legado de los padres de la patria, en un país ultraconservador, es algo que rebasa los límites de lo tolerable. Hemos escuchado muchas historias ridículas y ahora el país se ha convertido en un chiste de mal gusto, ni en nuestros sueños más locos podíamos avizorar la magnitud de la decadencia del Estado. Es la falta de disciplina, la carencia de una formación ética, la improvisación en el cumplimiento de funciones, lo que explican esta situación disparatada digna de una novela rocambolesca. 

Es el escándalo más grave de nuestra historia ni Melgarejo llegó tan lejos; por más que la medalla sea recuperada, el daño ya está hecho ¿cómo podemos confiar en un gobierno cuyos funcionarios se van a un prostíbulo, descuidando sus responsabilidades? Lo joya aparecerá o fabricarán una nueva, arguyendo que la anterior tenía que ser reemplazada por un símbolo a la altura del cambio. De seguro todo es un plan de la derecha, de ese gordo que solo vive para hacer daño a Bolivia. En un par de horas, las redes sociales explotaron y la conmoción se apoderó del país; ante esa oleada de rechazo, más le vale al gobierno conseguir otra medalla. Somos un país absurdo, donde todo es posible porque todo el mundo hace lo que le da la gana. Mientras escribía estás líneas se confirma la devolución de los artículos robados, siendo el episodio más hilarante de la nuestra historia. Yo francamente desconfío y esto amerita una investigación exhaustiva para confirmar que los símbolos patrios devueltos, sean los originales. La conducción del Estado no es un chiste, y todo este episodio se suma los cientos de incidentes que acumula el gobierno y dan para iniciar un juicio de responsabilidades. 

Eso es un ultraje y insulto a todos los bolivianos, por ineficiente, corrupto y mentiroso, Evo Morales tiene que dejar Palacio de Gobierno.     


Por: Jorge M. Valda Villavicencio 

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