El mar, una amarga derrota


Es evidente, en medio del desastre, que la palabra derrota está proscrita del vocabulario masista; no entiendo esa arrogancia extrema, esa extraña voluntad de negar los errores, de proclamar victorias y deslindarse de las responsabilidades. Hay que ser francos sobre el asunto, fueron cinco años perdidos, ingentes recursos movilizados, falsas expectativas en una población adoctrinada que piensa que el mar por sí solo lo va a solucionar todo. Desde lo acontecido el 21F, esta es la derrota más estrepitosa del MAS. El mar, desde el advenimiento del nacionalismo abyecto, siempre fue utilizado como un recurso electoral, es lo que moviliza a las masas, consolidando un sentimiento de pertenencia, estructurado a partir de la designación de un enemigo, la base del poder político. Creo firmemente que toda esta estrategia fue muy mal diseñada; con todo el fallo de la Corte Internacional de Justicia, no deja de ser sorpresivo y es un baño de realidad para el gobierno, no siempre se puede ganar. Por más que el gobierno diga estar del lado de la verdad y la justicia, le acaban de demostrar que esa percepción es errónea; y todo ese discurso que proclama una verdad única y evidente me pone incómodo, pues nuestro deber como ciudadanos es cuestionar la verdad que nos impone un gobierno, sea cual sea.  

Cantando victoria, antes de tiempo, el gobierno estaba convencido de su superioridad moral frente a Chile. Estaban alistando el festejo para así iniciar de manera triunfal la campaña electoral; el MAS acumuló triunfos, pero no puede crecer más allá de sus límites. Tras una fase de expansión masiva, llega el turno de la contracción. No obstante, la autocensura se impone, nadie de viva voz puede expresar la posibilidad, por más mínima que sea, de la derrota del MAS; situación hipotética, desdeñada desde las esferas de gobierno. El MAS no puede perder, es una situación inconcebible. Esto nos demuestra que, aún perdiendo en las urnas, el partido oficialista estará dispuesto a aferrarse al poder, invocando cualquier excusa; el 21F es un antecedente y el fallo emitido, muestra bien que el MAS está dispuesto a aceptar dictámenes de organismos internacionales, siempre y cuando éstos le sean favorables, en caso contrario serán agentes de la mentira y de la injusticia, del imperialismo y de la dominación de los pueblos. Todo ese pensamiento nos conduce por caminos muy peligrosos y muestran la absoluta voluntad de dominación del MAS. Pero lo acontecido en La Haya es una derrota contundente y no puede ser minimizada. 

Es el punto final de toda una estrategia diplomática y ahora volvemos a foja cero; durante décadas el gobierno boliviano dijo fuerte y claro que Chile tiene una cuenta pendiente en el tema marítimo, ahora queda claro que no hay ninguna cuenta pendiente, Chile no tiene obligación alguna de negociar. Ahora sí estamos lejos del mar, pues en esta estrategia política  perdimos y el gobierno perdió su pase directo a una nueva presidencia. La campaña tendrá que rearticularse, Evo ya no es el héroe que le devolvió el mar y la dignidad a Bolivia, Evo es solo un farsante consumido por su angurria de poder y no hay manera de disimularlo. La derrota es inevitable, llegará tarde o temprano, pero el MAS no soltará el poder; jamás podrán aceptar la derrota, Evo jamás perderá. Se cierran filas y el tablero se ajusta y solo se avizora una salida: confrontación y es posible que lo perdamos todo. 

Por: Jorge M. Valda Villavicencio 


Comentarios

Entradas populares